Con una clínica popular, dos farmacias, tres cooperativas de producción, un mercado popular y áreas de esparcimiento, el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda constituye un modelo de autogestión comunitaria. Su segunda etapa confirma el éxito de este proyecto. Y es que ya están por construirse una Escuela Bolivariana, un comedor popular, un Centro Maternal, entre otras instalaciones
Mucho antes de abrir sus puertas, el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda tiene una larga cola de personas esperando para entrar. Madres de familia, obreros de cooperativas, estudiantes, desempleados, entre muchos otros, están a la expectativa del comienzo de la jornada laboral para poder trabajar en los proyectos sociales que se están llevando a cabo en este espacio.
Ubicado sobre las colinas de Catia – un barrio popular de Caracas –, 40 mil familias aprovechan actualmente los beneficios que brinda el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda. Con el apoyo logístico del gobierno, las familias del barrio han logrado su propia autonomía dentro de esta nueva estructura: "es un lugar destinado a transferir el poder" expresó el Coordinador del Núcleo, Wilkelman Ángel
Anteriormente, el espacio estaba ocupado por una planta de llenado de gasolina propiedad de Petróleos de Venezuela (PDVSA), abandonado desde hace 12 años. Sin embargo, a finales del 2003, el Presidente Chávez propuso reemplazar esta vieja planta por un núcleo de desarrollo endógeno, proyecto que tiene planteado ser punta de lanza del modelo de desarrollo económico que está impulsando el Gobierno Bolivariano.
Modelo de autogestión
La comunidad de Catia se organizó para decidir, democráticamente, en una asamblea general las características de este centro. Luego de esta reunión, el proyecto fue planteado a las instancias gubernamentales pertinentes y varias etapas de construcción fueron decretadas. El 24 de mayo de 2004, la primera piedra del Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda fue puesta.
La edificación de este plantel, es el resultado de una colaboración mancomunada entre las cooperativas constructoras de la comunidad y los ingenieros del ejército venezolano. Juan Perales, miembro de una de las cooperativas que participó en esta obra, comentó al respecto: “este núcleo es el resultado de unión cívico-militar, nuestra cooperativa, mano a mano con los ingenieros militares, construyó todas las estructuras metálicas y 80% de las canchas deportivas”.
Bajo este misma esquema, la segunda etapa de Fabricio Ojeda está en vías de desarrollo, se tiene previsto que cuente con una Escuela Bolivariana, un comedor popular, un Centro Maternal Simoncito (plan gubernamental que implanta preescolares que buscan la formación integral de los infantes, tanto a nivel alimenticio como didáctico), un cafetín y un auditorio.
Salud: una prioridad
“Mi hijo está gravemente enfermo, sin la farmacia popular no podría adquirir las medicinas que necesita”, comenta Carmen, una vecina del barrio, mientras compra los medicamentos en una de las dos farmacias populares del núcleo. Cada uno de estos establecimientos atrae, diariamente, un aproximado de 210 personas. En las mismas, los ciudadanos disfrutan de un descuento de 85% sobre los precios habituales de los medicamentos.
Una de estas dos farmacias está ubicada al lado de un gran edificio, en el interior de éste se encuentra una clínica popular que pertenece a la Misión Barrio Adentro II. Esta clínica acoge, a todas las personas que requieren de una atención más especializada a la brindada en los módulos de salud de Barrio Adentro I. La tecnología de punta y el material médico empleado en el mismo, derrumba cualquier estereotipo que hayan tratado de crear factores de oposición política.
Además de gozar de un laboratorio, este establecimiento médico también está provisto de especialistas en las áreas de pediatría, ginecología, traumatología, rayos X y odontología. Una parte del personal de la clínica son 92 habitantes del barrio, empleados directamente, y cada día se atiende a más de 150 personas.
Dentro de los preceptos del Plan Barrio Adentro la actividad física y recreativa es considerada como un elemento que forma parte de la salud de los ciudadanos. Por ello, Fabricio Ojeda posee dos terrenos multiesport dirigidos a todos aquellos que desean preservar mente sana en cuerpo sano.
Trabajo para todos
La primera etapa de este núcleo cuenta con tres cooperativas, los obreros de estas asociaciones fueron formados, en sus especialidades, dentro de la Misión Vuelvan Caras. Este programa gubernamental, tiene el objetivo de brindar formación e integridad profesional a las personas que carecen de este tipo de instrucción y, que a la vez, se encuentran desempleadas. La misma ha permitido que 286 mil lanceros (nombre dado a los integrantes de la Misión Vuelvan Caras) hayan podido encontrar trabajo en las 6 mil 96 cooperativas que actualmente hay en Venezuela.
La Cooperativa Cipriano Castro, compuesta de 200 lanceros, es una asociación agrícola que desempeña sus labores en una colina adyacente al núcleo. Hasta ahora, su producción no está destinada a la venta, estrictamente es de tipo artesanal y contribuye a la formación de los nuevos agricultores.
En cambio, las cooperativas Venezuela Avanza y Nuenfao tienen una vocación comercial. La primera, es una cooperativa de producción textil formada por 280 lanceras que fabrican camisas, uniformes escolares, sabanas, etc. La segunda, posee 139 empleados y confeccionan zapatos escolares y botas para el ejército y los mineros del río Orinoco. Esta última cooperativa da salida a su producto mediante diversas instituciones gubernamentales, sin embargo la venta a compradores mayoristas no está excluido por los responsables.
Durante nuestra visita, las trabajadoras de la cooperativa Venezuela Avanza estaban en una asamblea general. "No se trata sólo de una reunión ordinaria”, me confía Wikelman Ángel, “la mayoría de estas mujeres nunca han tenido acceso a la gestión de su empresa y aquí aprenden a hablar públicamente y a dirigir su asociación”.
Solidaridad y participación ante todo
Los estudiantes que estaban haciendo la cola, antes de que Fabricio Ojeda abriera sus puertas, esperaban la apertura de la taquilla que les vende boletos estudiantiles, para ser utilizados en el servicio de transporte público, a un cuarto de precio del normal.
Por otra parte, un Súper Mercal está instalado en este núcleo, cada día más de 600 personas vienen hacer sus compras a este supermercado. Esta cadena de distribución de alimentos, subsidiados por el Gobierno Nacional, nació luego del paro petrolero de diciembre de 2003 el cual paralizó las industrias del país y afectó la accesibilidad de los alimentos a la población venezolana. Los Mercales suministran una salida comercial a la producción de las cooperativas del sector alimenticio, por ello los precios de venta son 50% inferiores a los productos que fabrican las trasnacionales agro-alimentarias.
No tan lejos del Súper Mercal, en el centro del complejo, esta el Lugar Comunitario: un espacio destinado a darle cabida a la palabra de la comunidad y al intercambio democrático. Desde lo alto de las gradas, contemplamos esta verdadera ágora donde se discute y consulta cada decisión que incumbe a la comunidad. Cada uno de los ciudadanos está invitado a dar su opinión y participar en los proyectos que se están gestionando. En este lugar, todos los miércoles, se realiza la asamblea general del Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda y, frecuentemente, se llevan a cabo manifestaciones culturales y reuniones de las organizaciones locales.
Transferir el poder
El desarrollo endógeno es un sistema económico alternativo cuyo fin es diversificar la monoproducción venezolana, basada en el petróleo. Este nuevo modelo económico incluye una participación activa de la comunidad para promover la transformación estructural del país. Desde las comunidades parten las decisiones para mejorar la calidad de vida de todos, preservar el ambiente y garantizar el bienestar social.
Observar el modo como las personas de las comunidades se adueñan de estos espacios es testimonio de ello. Citaré un ejemplo: un hombre, dentro de Fabrico Ojeda, tiró un papel al suelo, tres mujeres lo vieron y le dijeron alarmadas ante este comportamiento: "¿Pero que estás haciendo? ¡Si nosotros mismos no cuidamos este lugar, nadie lo hará!”. Ante el reclamo, al hombre se le vio la cara de vergüenza e inmediatamente recogió el papel y dijo: “discúlpenme fue un reflejo”.